Duelo y pérdida
El duelo es un proceso omnipresente en la vida humana. Se reconoce como una respuesta emotiva ante la pérdida de alguien o algo. Cada pérdida significativa provoca una serie de reacciones emocionales, físicas, conductuales o pensamientos característicos. Al período de tiempo en que ocurren estos eventos le denomina duelo.
Entre los múltiples tipos de pérdida encontramos, durante el ciclo vital, la muerte, la enfermedad, el divorcio, la separación, el trabajo …
El dolor por la pérdida puede hacernos sentir confusos e inseguros, puede cuestionarnos creencias y principios. La intensidad del dolo o la pérdida no depende de la naturaleza de lo que se ha perdido, sino del valor que cada persona le atribuye a la pérdida.
Duelo patológico
Se puede hablar de duelo patológico o complicado cuando las reacciones emocionales por la pérdida son muy intensas e impiden el funcionamiento normal de la vida diaria. También cuando la duración de la reacción es anormalmente larga y / o aparecen síntomas inhabituales o extraños como alucinaciones visuales o auditivas. Son diferentes las maneras como se manifiesta el duelo patológico. Entre las más importantes se encuentran:Z
Psicológicas
En forma de autorreproches.
Pensamientos de muerte.
Irritabilidad e ira inhabitual contra terceras personas, como médicos familiares, policías…Z
Emocionalmente
La tristeza patológica puede complicarse con otros síntomas como el aislamiento social. Falta de cuidado personal.
Enlentecimiento psicomotor acusado.Z
Consumo abusivo
Consumo de alcohol o psicofármacosZ
Preocupaciones por la enfermedad
En cuanto a la parte física, pueden surgir alteraciones de la salud persistentes como: Trastornos del sueño.
Trastornos de la alimentación.
Fatiga.
Dolores musculares, cefaleas.
Preocupaciones por la enfermedad.
¿Cuándo ir al psicólogo?
La persona tiene que ir al psicólogo Cuando: Superar el duelo le siguió Especialmente complicado. Cuando el duelo es patológico. Cuando se estén utilizando Estrategias de afrontamiento Negativas, como por ejemplo: Persistencia de los recuerdos y planteamiento de preguntas sin respuesta. Sentimiento de culpa. Emociones negativas de ira o de odio. Abandono del cuidado personal. Aislamiento social. Consumo excesivo de drogas o alcohol. Abuso de medicinas.